RAW en el móvil: inconvenientes reales, límites técnicos y cómo convivir con ellos sin renunciar a la calidad

  • El RAW ofrece máximo margen de edición, pero aumenta peso, tiempo de procesado y reduce inmediatez.
  • En móvil, el RAW limita ayudas computacionales y puede afectar ráfaga, batería y temperatura.
  • Usa RAW en escenas difíciles y JPEG/HEIF cuando prime compartir rápido; RAW+JPEG solo en momentos clave.
  • Mitiga problemas con culling, presets, copias locales de originales y nube para derivados.

Inconvenientes de disparar en RAW con el móvil

A los que nos gusta la fotografía, nos gusta decir eso de que, siempre que sea posible, se disparen las fotos en RAW. El formato RAW guarda la información en estado crudo, lo que ofrece margen de edición y máxima calidad potencial. Ya hay bastantes móviles con los que es posible disparar fotos en este formato, pero lo cierto es que existen también ciertos inconvenientes con este formato. Cuatro concretamente son los que yo encuentro a la hora de disparar fotos en RAW, y además sumo otros que conviene conocer si lo usas en un smartphone.

1.- Los archivos pesan más

Es obvio. Uno de los motivos por los que siempre decimos que es mejor capturar fotos en RAW es porque captamos más información por píxel. Gracias a eso, después podemos realizar modificaciones en la fotografía sin perder calidad. Pero es lógico que una foto con más información es una foto que pesa más, ocupa más espacio. Si esta foto está ocupando más espacio en nuestra memoria, estamos perdiendo espacio disponible.

Si además tenemos un móvil que no nos ofrece la posibilidad de ampliar la memoria por medio de una tarjeta microSD, como el Samsung Galaxy S6, por ejemplo, esto será un problema muy notable. Cada foto en RAW nos quitará mucho espacio del smartphone. Y ya no es un problema capturar una única foto, sino capturar una ráfaga o todas las fotos en este formato.

En cifras orientativas, un RAW/DNG en móvil puede multiplicar por varias veces el tamaño de su JPEG equivalente. Esta diferencia impacta en almacenamiento interno, tiempo de copia y velocidad de subida a la nube. Si haces muchas fotos, el espacio se convierte en un cuello de botella real.

Un consejo práctico: habilita un flujo de limpieza con descarga periódica al ordenador o a un SSD, y elimina duplicados, desenfocadas o pruebas antes de respaldar. Cuanto menos volumen inútil, más sostenible será disparar en RAW.

2.- Tienes que procesar los datos

Los archivos RAW, en realidad, son fotografías en crudo; requieren revelado para tener aspecto final. Es por eso que capturar fotos en RAW no tiene lógica si no las vamos a procesar después. Existen ya apps para procesar este tipo de archivos en móviles y tablets, pero para eso hay que tener conocimientos y tiempo. Además, no tendremos las mismas posibilidades de editar una foto en el móvil que de editarla en el ordenador.

Frente a un JPEG, donde la cámara decide saturación, nitidez o reducción de ruido, en RAW decides tú. Eso es poder, pero también trabajo. Para paliarlo, ayuda hacer una selección previa (culling) y editar solo las fotos válidas. Otra estrategia es disparar RAW+JPEG: compartes al instante con el JPEG y guardas el RAW para una edición posterior más calmada.

Un matiz técnico importante: muchos RAW de cámara trabajan con 12 o 14 bits por canal, aportando una gama tonal mucho mayor que el JPEG de 8 bits. En móvil, el DNG conserva esta elasticidad, pero sigue siendo imprescindible un procesado para obtener un resultado pulido.

3.- Perdemos inmediatez

Por lo anterior estamos perdiendo inmediatez, y en muchas ocasiones lo que queremos precisamente es capturar y compartir rápido, ya sea en redes sociales o en mensajería. Para esto, el RAW es un problema. Claro está, podemos capturar RAW+JPEG, pero esto ocupará todavía más espacio.

Lo único que podemos hacer es aprender a procesar fotografías, y procesarlas con el software disponible para móviles. Claro está, esto no es simple ni es algo sencillo para alguien que acaba de iniciarse en la fotografía. Sí será una opción para un aficionado avanzado que ya conozca programas como Lightroom o que tenga conocimientos de procesado de fotografías, pero no para alguien que simplemente quiere disparar en RAW porque es una opción que le ofrece su móvil.

Además, hay un impacto en el rendimiento: la escritura de archivos grandes retrasa la vista previa, puede reducir la tasa de disparo y, en sesiones largas, calentar el terminal y consumir más batería. Si necesitas velocidad y constancia, el JPEG o HEIF sacan ventaja.

Camara de Google

4.- La Nube

Un último aspecto negativo que nos encontramos es la Nube. Alguien podría pensar que no hay problema aunque en nuestro móvil no se puedan almacenar fotos en una tarjeta microSD externa porque tenemos espacio “ilimitado” en servicios populares para subir nuestras fotos. Sin embargo, no es así. Ese “ilimitado” suele implicar compresión y reducción de calidad.

Cuando configuramos la copia de seguridad suele existir la elección entre guardar en calidad original (consume cuota) o en calidad comprimida (ahorra espacio, pierde información). Lógicamente, si estamos capturando fotografías en RAW es porque queremos que la calidad de la foto sea lo más alta posible. Y esto no es compatible con subir fotos a la nube en modos comprimidos, donde casi todos los servicios reducen la calidad del archivo.

Alternativas prácticas: respalda en calidad original (si tu cuota lo permite), o exporta JPEG/HEIF de entrega y guarda los DNG solo en almacenamiento local/externo. También puedes realizar una sincronización selectiva de RAW únicamente cuando dispongas de WiFi.

5.- Compatibilidad y formatos propietarios

Otro inconveniente relevante: el RAW no es un estándar único. Cada fabricante puede usar su propio tipo de archivo (.CR2, .NEF, .ARW, entre otros), y no todos los visores o apps abren todos los RAW de forma inmediata. En móvil suele utilizarse DNG (Digital Negative), un contenedor abierto que mejora la interoperabilidad, aunque siempre es recomendable mantener el software de revelado actualizado.

¿Por qué importa? Porque la compatibilidad condiciona tu flujo de trabajo. Si cambias de aplicación o equipo, necesitarás soporte para tu formato y, en ocasiones, conversión previa a DNG para garantizarte el futuro acceso.

6.- Ráfaga, buffer y rendimiento en el móvil

En fotografía de acción el RAW penaliza. El mayor tamaño del archivo hace que la cola de escritura se llene antes, el buffer tarde más en vaciarse y la ráfaga se interrumpa o reduzca su cadencia. En teléfonos, esa latencia es más acusada que en cámaras dedicadas, lo que limita capturas continuas de deportes o vida urbana dinámica.

Consejo práctico: en escenas de ritmo alto, selecciona JPEG/HEIF o usa RAW+JPEG solo para instantes clave. Elige tarjetas y almacenamiento rápido, y evita saturar la memoria con apps en segundo plano para ganar estabilidad.

7.- Fotografía computacional y RAW “híbrido”

La fotografía móvil moderna se apoya en procesado computacional (HDR multiframe, reducción de ruido por fusión, mejora de detalle, balance inteligente, etc.). Al disparar en RAW puro, parte de esas ayudas desaparecen. Algunos fabricantes ofrecen formatos “híbridos” basados en DNG que conservan la linealidad y elasticidad de un RAW, pero incluyen procesos previos como demosaicing o reducción de ruido. No son estrictamente datos crudos, aunque amplían el margen de edición respecto al JPEG.

¿Qué implica? Que hay escenas donde el JPEG/HEIF computacional puede dar un resultado directo más limpio, mientras que el RAW te permitirá afinar exposición, color y luces/sombras a tu gusto. Conviene conocer la escena y el comportamiento de tu móvil para elegir.

8.- Cuándo NO deberías disparar en RAW

  1. Cuando vas a tomar muchísimas fotos. Si preves cientos de disparos, el volumen y el tiempo de revelado se disparan. En sesiones extensas, prioriza JPEG/HEIF y reserva el RAW para momentos críticos.
  2. Cuando tendrás que compartir de inmediato. Envíos a clientes, amigos o redes piden rapidez. Si dependes de un procesado previo, llegarás tarde. El modo doble RAW+JPEG solo compensa si luego borras el RAW innecesario.
  3. Si ya acumulas RAW sin procesar. Evita engordar la carpeta “Sin procesar”. Revelar forma parte de fotografiar: disparar no es el final del proceso. Procésalos y, hasta entonces, usa formatos directos.

9.- Buenas prácticas para mitigar los inconvenientes

  • Planifica por escena. Luz compleja: RAW o híbrido. Luz fácil y urgencia: JPEG/HEIF.
  • RAW+JPEG con criterio. Actívalo solo en momentos clave para no triplicar el espacio.
  • Preajustes y edición por lotes. Usa presets coherentes y sincroniza ajustes para acelerar.
  • Selección estricta. Marca y edita solo las mejores; borra lo redundante antes de copiar.
  • Respaldo inteligente. Originales en local/externo; derivados en la nube para compartir.

También es útil dominar el balance de blancos en revelado, la recuperación de altas luces sin “velar” la imagen y el control del ruido a ISOs altos. Ahí es donde el RAW marca la diferencia si sabes qué ajustar.

10.- ¿RAW, JPEG o HEIF en el móvil?

JPEG: eficiencia y universalidad. Perfecto para compartir y cuando el resultado directo te convence. Pierdes margen de edición y cada guardado añade compresión.

HEIF/HEIC: mejor compresión a igual calidad y funciones avanzadas (profundidad, 10/16 bits en algunos flujos). Más moderno, pero puede requerir conversión para ciertos destinos.

RAW/DNG: máximo control y latitud. Mayor tamaño, trabajo de revelado y menos ayudas computacionales “de serie”. Útil para escenas difíciles, edición creativa y copias finales exigentes.

Una combinación ganadora en móvil es RAW/DNG cuando importa la calidad y JPEG/HEIF para todo lo demás. Si tu cámara ofrece un RAW “computacional”, pruébalo: a veces acelera el flujo sin perder demasiada flexibilidad.

La realidad es que el RAW en móvil es una característica potente que choca con limitaciones de almacenamiento, compatibilidad, ráfaga e inmediatez. Usarlo con cabeza te permitirá aprovechar sus ventajas sin caer en sus trampas más habituales.

Sony Xperia Z5 Compact Portada
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