Tablets e iPads: diferencias y similitudes de ambos dispositivos

Tablets e iPads son ya dos nombres fuertemente embebidos en la electrónica de consumo. Casi todo el mundo hoy por hoy tiene uno u otro, o al menos ha probado uno u otro. Raro es el hogar en el que algún miembro de la familia no esté, por ejemplo, viendo series en la tablet. Tampoco es raro que alguien no esté usando el iPad para hacer una presentación, incluso realizando tareas para el mundo laboral desde el dispositivo.

Desde fuera puede parecer que los dos dispositivos son exactamente lo mismo, incluso que se puede usar el mismo nombre para referirnos a los dos. Lo cierto es que tablets e iPads no son lo mismo, aunque tengan un factor de forma similar. Si quieres conocer la diferencia, te la contamos en este artículo.

La diferencia más básica entre tablets e iPads

Es cierto que originalmente se habló de los primeros iPads como de “tablet PCs”, pero Apple ha ido distanciándose cada vez más y más del término. ¿Por qué? En parte porque los de Cupertino siempre han intentado dar un aire de exclusividad y dotar de un estatus de clase a sus productos, en parte porque el desarrollo de las tablets lleva años alejado del desarrollo del iPad.

La primera diferencia, aparte de la nomenclatura, es que las tablets pueden incorporar sistemas operativos Android o Windows, mientras que el iPad ejecuta iPad OS. No olvidemos que las Surface Pro de Microsoft incorporan versiones completas de Windows (aunque sólo vamos a mencionarlas aquí y vamos a centrarnos en Android) y que cuentan con procesadores Intel y suficiente memoria RAM como para convertirlas en un elemento de trabajo. Las tablets Android, por otra parte, quedaron confinadas a un nicho de mercado muy específico en los últimos años, con el consiguiente estancamiento en su desarrollo.

Es cierto que gracias a nuevos modelos, sobre todo los que provienen de Samsung y Xiaomi, se ha conseguido crear tablets Android de gama alta que intentan competir en el mismo mercado profesional que las Surface Pro y los iPad Pro (el esfuerzo que ambos fabricantes están haciendo es, como poco, encomiable) y poco a poco se van acercando. Aún queda mucho para que estén al mismo nivel, no obstante.

Quien gana a nivel de dispositivos en este caso es Apple, especialmente desde la aparición del chip M1 que ahora están montando en todos sus dispositivos. Este procesador puede mover desde un iPad Pro, hasta un Mac Studio diseñado para ejecutar programas complejos y realizar tareas que son muy intensas para la CPU. En los modelos orientados a profesionales, el chipset es mucho más potente que cualquiera de sus dos rivales y el almacenamiento y la memoria RAM poco o nada tienen que envidiar a los de un ordenador portátil.

Diferencias más profundas entre tablets e iPads

Lo primero que podemos destacar es la ausencia de opciones de personalización para los iPads. Android es muy flexible en este sentido, permitiéndonos alterar con bastante comodidad los temas visuales de nuestros dispositivos. Dependiendo del dispositivo, incluso podríamos rootearlo para acceder a todavía más opciones de personalización e, incluso, ajustar el sistema operativo con arreglo a nuestras necesidades.

Lo segundo es que la transferencia de archivos en Android es mucho más fácil. Basta con conectar la tablet a un PC para empezar a funcionar con el explorador del sistema. Además, en muchas tablets Android puedes ampliar la memoria interna insertando una tarjeta microSD. En los iPad contabas con la memoria interna del dispositivo y nada más hasta hace poco, ya que en sus últimas iteraciones el dispositivo de Apple ya es compatible con lectores de tarjetas y unidades USB para extender su capacidad.

La tercera diferencia que encontramos es que Android es un sistema que usan multitud de fabricantes, mientras que iPad OS sólo lo instala Apple. De nuevo, aquí encontramos una de las formas en las que Apple ha intentado distanciarse del término “tablet” e intentar dotar a sus dispositivos de un halo de unicidad y exclusividad, siendo ellos los que controlan y desarrollan su propio SO y haciendo hincapié en la optimización para sus aparatos.

Por último, podemos citar como diferencia las formas de comunicación por defecto de tablets e iPads. En el caso de las tablets Android, Google Duo es la opción que nos ofrece la Gran G. Los iPad cuentan con Facetime como opción predeterminada, aunque también admiten las aplicaciones de Google para comunicarnos con nuestros contactos.

Similitudes entre tablets e iPads

No todo van a ser diferencias. Aún con todo, una tablet Android y un iPad comparten unas cuantas características comunes. La primera la hemos dado en el último punto del apartado anterior, y es que los iPad permiten ejecutar aplicaciones de Google, las mismas que usan los dispositivos Android, de hecho. Apple es consciente de la importancia que tiene Google en el mundo, así que lo abrazan en lugar de evitarlo.

La siguiente es que sus asistentes de voz funcionan de forma muy similar. El Asistente de Google y Siri pueden no ser iguales conceptualmente, pero su forma de funcionar es muy parecida: ambos se “despiertan” usando un comando de voz, ambos recogen las órdenes que les damos y ambos nos devuelven el resultado en pantalla.

En tiempos se achacaba a Apple una menor autonomía que a los dispositivos Android, pero lo cierto es que la autonomía de tablets e iPads es muy similar a día de hoy. Si tienes un iPad original, sin configuraciones adicionales (los servicios que sirven para bloquear la publicidad consumen una cantidad ingente de batería, por poner un ejemplo), puedes tener un iPad con un uso corriente sin pasar por el cargador en un par de días.

Por último, ni tablets ni iPads soportan Adobe Flash. De hecho, Apple hace tiempo que dejó de ofrecer soporte. Desde la llegada de HTML5, Android también dejó de hacerlo. Hoy en día Flash ha quedado como un mal recuerdo y una pesadilla para la seguridad de los sitios web que lo utilizaban.