Las Google Glass han vuelto. O más bien se han ido, pero volverán en un futuro. Podemos decir que las Google Glass tal y como las conocemos han muerto. Así lo creíamos hace poco, y así parece que ha sucedido. Pero el objetivo de un equipo de Google es que el futuro de las gafas inteligentes esté garantizado. ¿Quieres saber cómo serán las nuevas Google Glass?
No lo sabemos
Premio, no lo sabemos, pero eso es algo que sí sabemos de las Google Glass. Como ya hemos dicho antes, ahora la división de las gafas inteligentes es una diferente a Google X, el laboratorio de investigación, y es Tony Fadell, el creador de Nest, el que lidera este nuevo proyecto. El objetivo, tal y como ya explicamos antes, es que se comience a rediseñar las Google Glass desde cero, tratando de lanzar unas gafas inteligentes que sean innovadoras. Es el propio Tony Fadell el que ya ha dicho que su meta es lanzar las Google Glass al mercado.

Mientras tanto, desde el área de plataformas y dispositivos de Google se ha dejado claro que las gafas inteligentes forman parte del futuro de la compañía. En entrevistas de alto perfil, responsables como Rick Osterloh han señalado planes para traer de vuelta esta categoría con un enfoque centrado en IA y en experiencias útiles del día a día. La idea que barajan es doble: o Google fabrica un dispositivo propio con sello Pixel o impulsa una plataforma abierta para que socios la materialicen.
En paralelo, Google ya prueba pantallas diminutas integrables en monturas para mostrar información contextual sin invadir la vista, y está alineando Android XR para que funcione tanto en cascos mixtos como en gafas ligeras. El enfoque pretende reducir la dependencia del teléfono: con una pantalla que llevas puesta, incluso un smartphone más pequeño podría bastar en el ecosistema.
Hoy por hoy se habla de prototipos que combinan cámaras, micrófonos y altavoces, con experimentos en displays discretos. Aun así, voces dentro de Google, como Shakil Barkat, recuerdan que el teléfono sigue siendo el centro para tareas complejas, y ven estas gafas como compañeras ideales para escuchar música o conversar con Gemini, dejando el trabajo pesado a un móvil o un plegable.
La hoja de ruta evita plazos cerrados, pero la compañía ya prueba Android XR en prototipos con socios como Samsung y Xreal. La expectativa es ver iteraciones tempranas de varios fabricantes, con Google como motor de software.
No habrá «Explorer Edition»
No sabemos lo que piensa Tony Fadell de la versión Explorer Edition. Dicha versión se lanzó para que los desarrolladores pudieran comenzar a conocer las gafas inteligentes y pudieran comenzar a desarrollar software para estas. Tony Fadell proviene de Apple, y es uno de los responsables de nada más y nada menos que el iPod. En Apple este tipo de lanzamientos nunca han gustado, y fueron muchos los fanáticos de Apple que criticaron a Google por este lanzamiento de las gafas inteligentes. Quién le iba a decir a Google que sería precisamente el inventor del iPod el que sería el responsable de las Google Glass. No veremos las Google Glass hasta que estas no vayan a ser lanzadas al mercado, lo que significa que lo siguiente que podremos conocer de las gafas inteligentes será que van a llegar próximamente y que se podrán comprar, algo que llevamos mucho tiempo esperando de las Google Glass, hasta que se han cancelado.

Desde entonces, Google ha cambiado la estrategia: menos experimentos públicos y más foco en llegar al mercado con productos terminados. En un I/O reciente, la compañía mostró una demo en directo con gafas XR integradas con Gemini: interfaz superpuesta, comandos de voz, reproducción de música, notificaciones, direcciones y traducción en vivo. Hubo algún tropiezo técnico propio de una prueba real, pero el mensaje fue claro: experiencias prácticas, contextuales y en tiempo real.
Detrás del telón, Google refuerza alianzas para el diseño y la distribución. Con Warby Parker existe incluso una inversión de 150 millones de dólares para acelerar diseño y distribución, cadena de suministro y retail. También se menciona colaboración con Gentle Monster y la adquisición de Raxium para pantallas microLED RGB ultraeficientes. El objetivo: gafas elegantes y cómodas que la gente realmente quiera llevar todo el día.
La privacidad, piedra de tropiezo en el pasado, se aborda con interruptores físicos, indicadores visibles de captura, y el framework de permisos de Android para granularidad y control. Con RGPD y regulaciones similares marcando el paso, el diseño se centra en minimizar riesgos y comunicar de forma transparente.
En cuanto a estándares, Android XR apuesta por un ecosistema abierto: OpenXR, WebXR y Vulkan para desarrolladores, y una capa de IA donde cada actor competirá con su propuesta (Gemini en Google, plataformas propias en Meta y Apple, y soluciones locales en fabricantes chinos). La conectividad hoy suele apoyarse en Bluetooth con el teléfono, pero ya se exploran accesos celulares directos en futuras generaciones.
El mercado se mueve: competencia, lecciones y fases
Mientras Google define su jugada, el mercado da pasos firmes. Meta ya comercializa gafas al estilo Ray-Ban con éxito y trabaja en un modelo con pantalla en la lente derecha (proyección interior visible sólo para el usuario) y control mediante una pulsera neuronal que interpreta gestos sutiles. Estas gafas permiten ver y enviar mensajes, revisar fotos y vídeo, ver contenido social, realizar videollamadas, navegar con mapas en tiempo real y activar transcripción y traducción en vivo con guardado opcional de conversaciones en su app.
La autonomía ronda varias horas por carga con estuche con energía adicional, y la pulsera ofrece batería ampliada y resistencia al agua. Meta también ha renovado sus Ray‑Ban básicas con más autonomía, vídeo en 3K y modos como cámara lenta o hiperlapso, además de un modo de enfoque de conversación que realza voces en entornos ruidosos. Para deporte, las Vanguard incorporan integración con Strava y Garmin, mayor batería, controles accesibles con casco, resistencia al polvo y agua, y cámara centrada con campo de visión más amplio.
En ventas, su socio EssilorLuxottica reporta que el negocio de gafas inteligentes se ha triplicado interanualmente y apunta a fabricar millones de unidades al año, un signo de maduración del formato. Aun así, las demos públicas muestran que quedan retos de pulido, un recordatorio de que la categoría evoluciona a base de iteraciones.
Los analistas ven a las gafas inteligentes como la próxima gran categoría tras el smartphone, pero llaman a la prudencia. La primera fase ya está aquí: gafas asistidas por IA sin RA plena. La siguiente traerá RA auténtica con pantallas integradas, y más adelante llegarán dispositivos totalmente autónomos con conectividad propia. La adopción se iniciará en nichos profesionales y entusiastas, y escalará si el diseño, precio y batería acompañan.
Incluso a nivel industrial, Google baraja producir en Taiwán para diversificar riesgos geopolíticos. Entre los candidatos aparecen Quanta y un viejo socio de Android, HTC, con transferencia de I+D en AR/VR valorada en unos 250 millones de dólares y capacidad demostrada en gafas con IA (Vive Eagle); esta experiencia podría ayudar en la próxima versión de las Google Glass. Este movimiento encaja con cambios recientes como el viraje de la producción Pixel hacia nuevos países y el papel de TSMC en chips Tensor.
Android XR, Gemini y el «nuevo» Project Aura
Google ha reactivado internamente el concepto de Project Aura ligado a gafas, ahora bajo la órbita de Android XR y Gemini. En demostraciones recientes se vieron overlays con notificaciones, navegación, respuestas multimodales y traducción simultánea. El objetivo es que las apps de Android funcionen en XR sin rehacerlas, bajando la barrera a los desarrolladores con APIs conocidas (OpenXR, WebXR, Vulkan) y soporte para experiencias conversacionales con Gemini Live.
El cofundador Sergey Brin ha reconocido errores pasados y hoy se implica en proyectos como Gemini o generación de vídeo por IA, aportando credenciales técnicas a esta segunda oportunidad. Para Google, la «fórmula» combina IA potente, ecosistema maduro y hardware usable; para los usuarios, la promesa es acceder a información oportuna sin sacar el móvil del bolsillo. Los prototipos contemplan cámaras, micrófonos y altavoces, con modelos con pantalla integrada en la lente y procesamiento apoyado en el smartphone para ganar ligereza.
La plataforma avanza con versiones de prueba para desarrolladores y test internos con socios como Samsung y Xreal, mientras se cierran acuerdos con Warby Parker y Gentle Monster para llevar las monturas al terreno de la moda. En privacidad, Google adopta indicadores visibles, conmutadores físicos, permisos granulares y principios de IA responsable (explicabilidad y controles) para uso personal y empresarial.

El interés por el retorno de las Google Glass crece porque el contexto ha cambiado: IA lista para el terreno, estándares abiertos, alianzas con moda y óptica, y prototipos que priorizan utilidad y privacidad. Si Google acierta con este equilibrio, las gafas inteligentes podrían convertirse en la pantalla más discreta y personal del ecosistema Android.



