La asombrosa historia de la aplicación más cara del mundo, WhatsApp

WhatsApp Fundadores

De jóvenes programadores, a millonarios que forman parte de Facebook, ese es el resumen de la vida de Jan Koum y Brian Acton, desconocidos para la mayoría de los que utilizaban su aplicación, pero determinantes en el mundo de la comunicación y la mensajería tal y como la vemos hoy en día. Son los fundadores de WhatsApp. Y esta, es la historia de la aplicación más cara del mundo.

Lo que nadie hubiera dicho nunca es que el inicio de la carrera de Jan Koum y Brian Acton comenzó con el rechazo de Facebook. La red social que hoy en día es una de las compañías que mayores talentos contrata en el mundo de los programadores, rechazó a los que más tarde fundarían la aplicación más conocida y utilizada del mundo. Los dos aplicaron para un puesto de trabajo que los de Palo Alto habían publicado, y los dos fueron rechazados. De hecho, Brian Acton publicó en su perfil de Twitter: «Facebook me ha rechazado. Ha tenido la gran oportunidad de conocer a gente fantástica. Esperando ya la próxima aventura de la vida». Lo que probablemente no pensaba Brian en ese momento es que Facebook iba a acabar comprando la aplicación que él mismo iba a fundar.

La vida de Jan tampoco comenzó de la manera más prometedora. Nació en un pequeño pueblo cercano a Kiev, en Ucrania. Su familia tenía que trabajar muy duro para llegar a fin de mes, y en su casa ni siquiera tenían electricidad. Desde luego, no era el mejor lugar para acabar convirtiéndose en uno de los programadores más buscados del mundo. No obstante, su madre y él emigraron cuando este tenía 16 años de edad y fueron a caer en Mountain View, encontrando cobijo en un apartamento de dos dormitorios gracias a las ayudas del gobierno. Allí Jan comenzó a dedicarse a realizar los pocos trabajos que un chico ucraniano podía conseguir en un país avanzado, por lo que comenzó a limpiar en una tienda de comestibles, mientras su madre trabajaba como niñera. Aun así, dependía de los subsidios del gobierno. No es raro, por tanto, que todo se les viniera abajo cuando a su madre le diagnosticaron un cáncer. Quizás fue todo esto lo que le llevó a comenzar a autoformarse. Con 18 años, aprendió sobre sistemas de computación en red por medio de unos manuales de una tienda de libros de segunda mano. Esto le llevó más tarde a matricularse en la Universidad Estatal de San José, y a conseguir un puesto de trabajo en Ernst & Young realizando pruebas de seguridad informática. Fue en ese momento cuando las vidas de Acton y Koum se cruzaron en la línea de tiempo.

WhatsApp

Jan consiguió más tarde un trabajo en Yahoo como ingeniero de infraestructura, donde además coincidió con Brian. En este punto, decidió abandonar la universidad, algo que ya hemos visto hacer a muchos personajes destacados del mundo de la tecnología. No obstante, lejos de haber encontrado la estabilidad en la compañía americana, tanto él como Brian decidieron abandonar Yahoo en el año 2007, para dedicarse a descansar y empezar a viajar. Obviamente, sus ahorros no duraron demasiado tiempo, y fue entonces cuando comenzaron a plantearse la manera de conseguir ganar dinero, siendo en el año 2009 cuando empezaron a dar forma a lo que hoy es el día a día de millones de usuarios.

Jan Koum compró un iPhone y así fue como descubrió que el mundo de las aplicaciones iba a ser el próximo gran paradigma en la tecnología. Quería crear un servicio de mensajería que fuera sencillo y que fuera instantáneo, pensando que este podría funcionar de maravilla si se tomaba como base a los usuarios móviles como base. El objetivo era que todo el mundo pudiera ponerse en contacto con otra gente en una única plataforma, y de manera sencilla.

Nace WhatsApp

Sin embargo, el trabajo no fue tan sencillo como esperaba. El concepto estaba muy claro. Solo había que crear una plataforma que estuviera hecha para que los usuarios pudieran hablar entre ellos. Pero el trabajo de programación comenzó a complicarse, y fueron meses de duro trabajo y esfuerzo, con pruebas y test incluidos, lo que le costó a Koum finalizar la aplicación. De hecho, durante todo ese periodo, se atravesaron momentos difíciles en los que Jan llegó a pensar en abandonar completamente WhatsApp. Y fue en esa situación cuando llegó Brian Acton. Su compañero llegó a convencerlo para probar la aplicación durante unos meses, para ver cómo funcionaba, y así es como acabaron instalándola por primera vez unos amigos suyos que vivían en Rusia. La respuesta que recibieron de estos fue positiva, muy positiva, y entonces decidieron que WhatsApp tenía que ver la luz y salir a la superficie.

Jan Koum Brian Acton

WhatsApp 2.0 llegó, y los usuarios activos de la aplicación llegaron a los 250.000. Por aquella época, eran muy pocos los que la utilizaban a nivel mundial. Solo algunos habían pagado por ella, pues entonces solo existía una versión de pago para iOS. Sin embargo, poco a poco fue creciendo, y en el año 2011 se metió entre las 20 mejores aplicaciones de la App Store de Estados Unidos. Había comenzado su racha de éxito, e iba a continuar y continuar, sin parar. Los que tengáis mejor memoria, es posible que incluso recordéis los anuncios que había por la ciudad en los que aparecía la aplicación. Se había convertido en el reclamo utilizado por Nokia para captar a los usuarios. Compra un Nokia, tiene WhatsApp, ese era el mensaje que venía a dar la compañía finlandesa. En dos años, pasaron a contar con 200 millones de usuarios activos, y eso era el año pasado.

El dato es notable, no por lo que habían conseguido para entonces, sino porque desde ese momento hasta ahora ha habido un gran cambio. WhatsApp cuenta actualmente con 450 millones de usuarios activos, siendo la compañía que más rápido ha alcanzado esa cifra en la historia (datos de un capitalista de riesgo publicados en un blog de una de las compañías inversoras en WhatsApp).

Lo sorprendente es que la aplicación solo ha contado y ha funcionado con 32 ingenieros. Hay un usuario por 14 millones de usuarios activos, una proporción impensable en cualquier servicio online. Pero hay detalles que todavía son más curiosos que ese, como el hecho de que en ningún momento hayan contado con un comercial o con un relaciones públicas, y que aun así hayan conseguido crecer tanto en este tiempo. Nunca han querido publicidad, y de hecho, nunca han tenido el un cartel con el logo y el nombre de su empresa en la fachada de su sede. La clave de WhatsApp ha estado en los usuarios, que se daban cuenta de que la aplicación funcionaba bien, y hacían que otros también pasaran a utilizarla.

Hasta la compra de WhatsApp por parte de Facebook, Jan Koum era el poseedor del 45% de la compañía, mientras que Brian tiene el 20%. A Jan le corresponden 6,8 mil millones de dólares, mientras que Brian tendrá que conformarse con 3 mil millones de dólares, además de sus puestos de trabajo en la red social. Desde luego, la vida ha cambiado mucho para estos dos programadores, que han pasado de ser rechazados por Facebook, a tener la compañía que ha sido comprada por la mayor cifra de la historia de las aplicaciones.


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