Teléfonos modulares: de Project Ara y LG G5 al presente de la reparabilidad

  • La modularidad total chocĂł con lĂ­mites tĂ©cnicos y de mercado, pero inspirĂł diseños reparables.
  • Project Ara, LG G5 y Moto Mods mostraron vĂ­as distintas: mĂłdulos internos vs. accesorios.
  • Fairphone y polĂ­ticas de autorreparaciĂłn consolidan el giro hacia la durabilidad.
  • El futuro combina accesorios modulares y piezas sustituibles con mejores actualizaciones.

teléfonos modulares

Parecía un proyecto prometedor, aunque lo cierto es que en distintos periodos quedó algo en el olvido. Hablamos de Project Ara, aquel sueño entre Google y Motorola por crear un móvil modular. ¿Dónde está ahora ese móvil? No queda muy claro, pero lo que sí está más claro es que los móviles modulares abrieron un debate que hoy sigue vivo: sostenibilidad, reparabilidad y personalización.

Project Ara

Project Ara no era ni siquiera un proyecto que naciera en Motorola de forma aislada. La compañía se interesó por Phonebloks cuando estos trabajaban en la idea de lanzar un móvil realmente modular. Por entonces, Motorola formaba parte de Google, y parecía claro que Google impulsaría la modularidad, aunque por medio de su filial. Más tarde Motorola pasó a manos de Lenovo, pero Google se quedó con los proyectos de innovación, como Ara. A partir de ahí, sucedió como con otras iniciativas de Google a lo largo del tiempo: picos de visibilidad intercalados con fases de silencio, al estilo de lo ocurrido con otros gadgets experimentales.

En determinados momentos se le dio mucha relevancia, y en otros tuvo tan poca presencia que uno ya no sabía ni en qué punto quedaba. De hecho, ¿qué hay de los plazos que se prometieron para Project Ara? Se habló de prototipos y pilotos, pero nunca llegó un modelo comercial. No obstante, los móviles modulares no están muertos, sino más bien todo lo contrario: el concepto ha evolucionado hacia formatos más viables, con foco en la reparabilidad y la ampliación por accesorios.

mĂłvil modular Project Ara

La visión de Ara fue ambiciosa: un esqueleto (endosqueleto) con huecos para módulos como cámara, batería, altavoces o sensores, que se acoplaban y expulsaban con mecanismos magnéticos y seguros, incluso con comandos de voz. En una iteración avanzada, el chasis principal integraba pantalla, procesador y memoria, dejando la modularidad a elementos periféricos; un compromiso para garantizar usabilidad y simplificar el diseño. Aunque aquella visión no llegó al mercado, marcó un antes y un después, inspirando a fabricantes y startups.

teléfono modular

LG G5, el primer mĂłvil modular

LG G5 modular

El valor de aquel enfoque fue haber puesto la modularidad en manos del consumidor de forma directa. Si bien la fórmula no se repitió en sucesores, propició una conversación de fondo: ¿qué pide el usuario real? Más autonomía, mejor sonido, buenas cámaras y facilidad para arreglar lo que se rompe. Ese giro ha sido clave para entender la evolución posterior.

Motorola vuelve con los mĂłdulos

Lo más curioso es que Motorola volvería al mundo de los móviles modulares con la familia que introdujo los Moto Mods, ya bajo el paraguas de Lenovo. La idea era simple y potente: el teléfono contaba con un conector de pines Pogo y un sistema magnético trasero para acoplar módulos externos: baterías, altavoces, proyectores, cámaras y otros accesorios. La solución, más simple que la de LG, tenía ventajas claras: módulos compatibles con distintas generaciones y cambios instantáneos sin abrir el teléfono.

Este enfoque demostró que la modularidad por accesorios podía funcionar mejor a nivel práctico que la modularidad completa de los componentes internos. Sin embargo, también se enfrentó a desafíos: precio de los módulos, distribución limitada y dependencia del éxito del propio teléfono base. Pese a ello, dejó una herencia valiosa en diseño, ecosistema y compatibilidad.

mĂłdulos Motorola

Otras aproximaciones: Fairphone, ZTE, Essential, Puzzlephone y más

Más allá de los grandes, el mapa de la modularidad se fue llenando de propuestas con distintos niveles de ambición. Fairphone, desde una visión ética y sostenible, se centró en móviles fácilmente reparables y con actualizaciones de software longevas. Su enfoque no pretende cambiar la CPU o la pantalla a capricho, sino facilitar el recambio de cámara, altavoces, batería o puerto de carga con herramientas mínimas, impulsando la economía circular y el derecho a reparar.

mĂłvil reparable Fairphone

En el terreno conceptual, ZTE presentó la idea Eco-Mobius, que exploraba un esquema donde se pudieran intercambiar panel, batería, cámara, RAM o procesador. También hubo propuestas como Puzzlephone, con tres bloques clave (procesamiento+cámara, pantalla y batería) para ir sustituyendo lo que hiciera falta sin tirar lo que aún sirve. Y Essential intentó un sistema de accesorios magnéticos, con módulos como cámara 360, siguiendo una línea de módulos discretos.

Incluso se barajó en ámbitos de I+D la posibilidad de que compañías de internet soñaran con dispositivos modulares propios y ecosistemas de accesorios inteligentes, aunque pocas de esas ideas saltaron del laboratorio a la tienda. Otro capítulo lo ocupa Xiaomi, que registró una patente con un terminal en tres secciones (módulo superior con cámaras y placa base, módulo central de batería y módulo inferior con conectividad y altavoces). El objetivo era combinar piezas para ampliar capacidades sin reemplazar el dispositivo completo, una vía interesante que no llegó a materializarse como producto comercial masivo.

teléfonos modulares ideas

Por qué no cuajó la modularidad total y cómo ganó terreno la reparabilidad

La viabilidad de un móvil con piezas intercambiables como un PC presenta retos de ingeniería: compatibilidades eléctricas y mecánicas, limitaciones de espacio, sellado contra polvo y agua, consumo y disipación térmica, además de la fragmentación del software para soportar módulos variables. A ello se suman costes, logística de inventario, certificaciones y la necesidad de un ecosistema de terceros lo bastante grande como para sostener la propuesta.

En paralelo, el mercado siguió priorizando diseños ultracompactos y sellados, con altas certificaciones de resistencia. Ese camino choca con la modularidad total: más aperturas y anclajes suponen mayores compromisos en grosor, peso o estanqueidad. Al mismo tiempo, el consumidor medio valora más la mejora integral cada generación que el despiece fino, y eso redujo tracción comercial.

Aun así, no todo quedó en nada. La conversación impulsó políticas y movimientos para que reparar sea más fácil. Programas de autorreparación para cambiar pantalla, batería o cámara sin perder garantía, y fabricantes que se suman a la tendencia, han vuelto más realista la idea de teléfono duradero. A esto se suma la presión regulatoria hacia baterías reemplazables y periodos de actualización de software más largos en Android, lo que crea un caldo de cultivo para que los móviles duren más.

mĂłvil modular Google

El resultado de todo este proceso es una síntesis: quizá no veremos, a corto plazo, teléfonos en los que el usuario actualice CPU o GPU como en un PC, pero sí una amplia adopción de diseños reparables con módulos de cámara mejorables, puertos de carga reemplazables, altavoces y baterías accesibles, y accesorios modulares que expanden funciones sin complejidad interna.

Ara concepto modular

No deberíamos olvidarnos de Project Ara. En Google se trabaja y se deja de trabajar en proyectos según prioridades, pero si el mercado de los móviles se llena de propuestas reparables y accesorios modulares, el interés por la modularidad regresa cada cierto tiempo. Puede que, si se retoma, llegue en una versión más simple y compatible con los estándares actuales. Sea como sea, poco a poco será más común que los móviles tengan módulos extras o piezas fácilmente sustituibles. Ya lo hemos visto en otros formatos, como cámaras adicionales que se fijan a la carcasa, como la funda Lens Cover del Samsung Galaxy S7, por ejemplo, por lo que no sería nada raro verlo en muchos más smartphones en el futuro.

Diseño de un terminal de Phoneblocks
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