Ya hemos probado el Motorola Moto G 2015, el que aspira a ser uno de los smartphones más relevantes de la gama media del mundo de los teléfonos inteligentes. Pocas novedades en un móvil con un buen aspecto, pero que todavía habrá que conocer mejor. Aun así, su filosofía de buena relación calidad/precio se mantiene, con mejoras puntuales en cámara, resistencia y opciones de memoria que responden a lo que muchos usuarios pedían.
Como el del año pasado
En realidad, este Motorola Moto G 2015 llega con un aspecto realmente parecido al del Motorola Moto G del año pasado. Aquel sí que fue una mejora notable con respecto a la versión del año anterior. Quizás la principal diferente ha estado en el tamaño de pantalla, que en esta tercera generación es igual que el de la segunda generación, de cinco pulgadas, pero de un mayor tamaño que el de la generación original, que era de 4,5 pulgadas. Lo curioso es que seguimos con la misma resolución de pantalla, HD de 1.280 x 720 pixeles, a pesar de que se dijo que podría ser Full HD. Eso sí, hay que decir que la calidad de imagen no será un problema, dado que hoy en día no hay una gran diferencia entre HD y Full HD.
Sobre la pantalla, además de esas 5 pulgadas IPS HD y una densidad cercana a 294 ppp, se aprecia un brillo máximo notable para su categoría que ayuda al uso en exterior, con buen rendimiento bajo sol directo y reflejos controlados para su segmento. Mantiene Gorilla Glass y un calibrado que tiende a tonos cálidos, algo que muchos usuarios perciben como más agradable para lectura prolongada. En el frontal se mantienen los característicos altavoces, con volumen suficiente y claridad para manos libres y multimedia.
Diseño de calidad
Otra de las características que se puede destacar en este Motorola Moto G 2015 es el calidad de fabricación. Se puede ver a la perfección la calidad de fabricación, tanto en el marco del smartphone como en la carcasa posterior, y en el cristal frontal, que es un cristal Gorilla Glass, por lo que será muy resistente a los arañazos, algo a destacar en un smartphone de precio muy económico.
El armazón presenta curvatura trasera para mejorar el agarre y disimular el grosor, con una tapa texturizada que favorece la sujeción. En algunos mercados se ofreció personalización con carcasas y bandas de distinto color, reforzando ese punto práctico y juvenil. Los botones laterales tienen buen clic y un acabado rugoso en el de encendido para localizarlo al tacto sin mirar. La hendidura trasera con el logo ayuda a apoyar el dedo y sujetarlo con más seguridad.
Una cámara mejorada
La cámara es otra de las novedades de este teléfono inteligente, que pasa a ser de 13 megapixeles. Se nota la diferencia entre esta generación y las anteriores, y en realidad es una de las pocas características de este smartphone que supera lo que vemos en las gamas inferiores. Ni un procesador mejor, ni una RAM mejor, pero sí vemos una cámara mejorada. Al menos es algo a tener en cuenta.
A nivel técnico, el módulo principal emplea sensor Sony IMX214 con apertura f/2.0 y flash dual, sin estabilización óptica. El salto respecto a anteriores generaciones se aprecia en detalle y rango dinámico con buena luz, un balance de blancos más preciso y enfoque rápido. En escenas nocturnas aparece ruido y el procesado puede alisar detalles finos, algo habitual en su rango. La cámara frontal de 5 MP cumple bien para videollamadas y selfies. Graba vídeo a 1080p y permite cámara lenta a 720p. La app sigue siendo sencilla, con gestos para disparar rápido, HDR, control de exposición y enfoque por punto.
Sin problemas de rendimiento
La versión que nosotros hemos podido probar es la básica, la que cuenta con una memoria RAM de 1 GB y con una memoria interna de 8 GB. Todas las versiones cuentan con el procesador Qualcomm Snapdragon 410, de cuatro núcleos y de 64 bits. A mi parecer, es un procesador de gama básica, y una ligera decepción si tenemos en cuenta que se habló del Qualcomm Snapdragon 615.
Sin problemas de rendimiento hasta el momento: nos hemos encontrado con que no hay problemas graves. Al menos, no con los problemas que ya vimos en el Motorola Moto E 2015, de gama básica, pero con el mismo procesador y memoria RAM. No hemos tenido problemas de rendimiento al escribir con el teclado, o al abrir aplicaciones, algo que ocurría con el Motorola Moto E 2015 casi desde que lo empezamos a utilizar.
El chipset Snapdragon 410 (1,4 GHz) con GPU Adreno 306 y la resolución HD conforman una base equilibrada: en uso diario se mueve fluido, con animaciones correctas y apps comunes sin bloqueos. En pruebas sintéticas queda por debajo de plataformas más potentes, pero en la práctica ofrece experiencia agradable en redes sociales, navegación y juegos casuales. La edición de 2 GB de RAM y 16 GB reduce cierres en multitarea y es recomendable si instalas muchos juegos.
El almacenamiento de 8 GB se queda corto (el espacio libre ronda la mitad tras configurar lo básico), aunque la microSD permite ampliar para fotos, música y vídeos. Según mercado hay variante Dual SIM, y la conectividad incluye 4G LTE, WiFi n, Bluetooth 4.0 y Radio FM.
Pantalla y sonido
Conserva el panel IPS HD con buena legibilidad en exteriores y un tratamiento de reflejos correcto para su gama. Los colores son naturales con leve tendencia cálida; el contraste es suficiente para multimedia. Los altavoces frontales priorizan la direccionalidad del audio y logran volumen competente para vídeos y juegos; en llamadas, los micrófonos con cancelación de ruido ofrecen voces claras.
Software y funciones Moto
Motorola mantiene una capa muy ligera con Android cercano a stock y solo añade lo justo: Moto Display para ver notificaciones cuando levantas el teléfono, y gestos rápidos como girar dos veces la muñeca para abrir la cámara o agitar para activar la linterna. Incluye Radio FM y una herramienta de migración para copiar datos de tu antiguo móvil. Este enfoque contribuye a la fluidez y facilita la curva de aprendizaje.
Resistente al agua
Es la mayor novedad del smartphone, y lo es porque ni siquiera es algo común en los móviles de gama media. Hablamos de la resistencia al agua. Cuenta con un certificado IPX7. Eso significa que el smartphone puede resistir sin dañarse bajo el agua durante 30 minutos a un metro de profundidad. De momento, es lo que vemos en otros smartphones también. Es una novedad relevante para los usuarios que ya hayan dañado algún smartphone por haberlo dejado caer al agua.
Para preservar esa protección es clave encajar bien la tapa trasera en todo su contorno. Aunque tolere inmersión accidental, la pantalla táctil no responde con precisión bajo el agua, por lo que no está pensado para usarse sumergido. Como extra, la resistencia a arañazos del cristal y el chasis robusto aportan tranquilidad en el día a día.
Autonomía y carga
La batería de 2.470 mAh mejora la cifra respecto a generaciones anteriores. En uso real permite llegar al final del día con varias horas de pantalla para mensajería, redes, fotos y algo de vídeo. El consumo en reposo está bien contenido y, con brillo automático, puede alcanzar jornadas intensas sin pasar por el enchufe. No ofrece carga rápida de serie, pero el tiempo de carga está en la media de su categoría.
Habrá que seguir probándolo
Eso sí, queremos insistir en que de momento hemos podido probar el smartphone muy poco. Al final la clave está en probar cómo funciona el smartphone después de unas semanas de uso, cuando ya tenemos una buena cantidad de aplicaciones instaladas y la memoria ocupada. Es por eso que habrá que seguir probando el teléfono inteligente hasta poder llegar a una conclusión sobre el mismo. Será entonces cuando publicaremos un análisis sobre lo que nos parece este nuevo Motorola Moto G 2015.
Con este primer contacto, el Moto G 2015 apunta a ser una apuesta segura en gama media: diseño práctico, pantalla correcta, cámara notable para su precio, resistencia IPX7 y un rendimiento solvente, con la recomendación de optar por la variante con más memoria si quieres exprimir su versatilidad sin compromisos.