Si os gusta Android y trastear con vuestros dispositivos seguro que os habéis cruzado por ahí con el término overclocking y habréis leído que permite que vuestro móvil vaya más rápido, pero es peligroso, y que no deben hacerlo usuarios sin conocimientos, etc. Pues bien, vamos a analizar qué es eso de hacer overclocking, las ventajas que podemos obtener haciéndolo, y los posibles peligros de poner en práctica un este proceso.
Como es de suponer, la palabra overclocking proviene del inglés. No tiene una traducción literal con sentido, pero si así fuera, sería algo como «superando al reloj». La potencia de un procesador, la medida que marca lo bueno o rápido que es un chip viene dada por su frecuencia de reloj, que no es más que la cantidad de ciclos que puede realizar en un segundo. Es decir, la cantidad de acciones que puede realizar en un determinado espacio de tiempo. Cuando decimos que un procesador tiene la capacidad de alcanzar 1,5 GHz, queremos decir que tiene una potencia máxima, una frecuencia de reloj, de 1,5 GHz, y que de ahí no puede pasar. Con normalidad, suele estar por debajo, máxime cuando no estamos usando el móvil.
De todo esto deducimos que un procesador con una frecuencia de reloj mayor es capaz de ejecutar más acciones en menos tiempo que otro, y será más rápido, y más capaz de ejecutar juegos que exigen más recursos. De ahí que el overclocking sea una práctica frecuente entre los usuarios experimentados. Permite que los procesadores sean capaces de alcanzar una frecuencia de reloj mayor, haciéndolos funcionar por encima de lo normal.
Ventajas
¿Qué conseguimos con el overclocking que sea positivo? Es obvio, con mayores frecuencias, mayor velocidad tendrá nuestro dispositivo, y mejores capacidades tendrá este. Podremos ejecutar mejores juegos, nuestro móvil irá más fluido, se quedará menos veces atascado si es que lo hace, y podremos realizar varias acciones a la vez de una forma más viable.
Peligros
Al hacer overclocking estamos haciendo que el dispositivo funcione por encima de las posibilidades del fabricante. El procesador no está pensado para eso, sino para funcionar a la frecuencia máxima marcada. Cuando lo llevamos por encima del límite, podemos conseguir freírlo, literalmente, y hacer que nuestro móvil quede totalmente inutilizable. Por otro lado, perdemos la garantía. Sea que el dispositivo se haya estropeado por eso o no, habremos perdido la garantía de nuestro smartphone, o al menos, eso es lo que aceptamos cuando compramos un móvil de una marca. La garantía no cubre averías si hemos hecho overclocking a nuestro smartphone. Es vital tener esto muy en cuenta. Los Samsung Galaxy S3, por ejemplo, suelen dar muchos problemas a la hora de hacer overclocking, llegando a estropearse en muchos casos.
¿Cómo se hace?
Para hacer overclocking, lo mejor que podemos hacer es rootear nuestro dispositivo, desbloquear el bootloader, e instalar una nueva ROM, como CyanogenMod, o AOKP. Con estas podremos muy fácilmente hacer overclocking, cambiar la frecuencia máxima a la que hacer funcionar el procesador de nuestro dispositivo. Más adelante hablaremos de los Governors, que son los que nos permiten regular el funcionamiento de nuestro procesadores de una forma menos arriesgada, adaptándolo a nuestro uso en cada momento.