No, no os equivoquéis, USB Power Delivery no es un estándar de Google, pero sí el que ha elegido la compañía como requerimiento para todos los fabricantes que quieran usar Android en sus móviles. Parecía que podría ser el fin de los sistemas de carga rápida propietarios, como Quick Charge. Pero ahora Qualcomm ha anunciado oficialmente el nuevo Quick Charge 4.0, compatible con USB Power Delivery, pero supuestamente mejor que los rivales.
Quick Charge 4.0 estandarizado
USB Power Delivery va a poner algunas barreras a los sistemas de carga rápida propietarios que hasta ahora habíamos visto, de muchos fabricantes distintos, como Qualcomm, OnePlus, Samsung, Huawei y compañía. Si el móvil usa Android, tendrá que ser compatible su sistema de carga con USB Power Delivery. Este estándar regular diferentes condiciones de carga, como la potencia a alcanzar, los 18 W en la iteración 3.0. Eso quiere decir que todas las tecnologías de carga rápida de todos los fabricantes tendrán que tener la misma potencia. Y Quick Charge 4.0 cumple con ello. Ahora bien, si todos están estandarizados, ¿qué ventaja hay entre un Quick Charge 4.0 y cualquier otro que sea compatible con USB Power Delivery?
Presumiendo de calidad
Según Qualcomm, sigue existiendo diferencia a pesar de que la potencia de carga será la misma. Por ejemplo, afirman que la calidad de sus diseños y fabricación asegura a los usuarios que la optimización de la carga siempre será la máxima y que con esto pueden llegar a conseguir que una batería se cargue hasta un 20% más rápido con Quick Charge 4.0 que con otra tecnología también estandarizada a USB Power Delivery.
Entre otras cosas, hablan de una circuitería optimizada en la que no existiría casi pérdida de energía, así como una gestión mejorada de valores que otras tecnologías podrían no tener en cuenta, como la temperatura de la batería, por ejemplo. Es cierto que estas características pueden afectar al rendimiento del sistema de carga, pero eso es algo bien conocido también por el resto de fabricantes, y no parece que ellos vayan a decir nada diferente.
El camino que ha seguido Google de exigir una estandarización en realidad no es nada negativo. Alcanzar potencias tan altas de carga es probablemente una de las novedades más peligrosas a las que nos hemos enfrentado en el mundo de los smartphones. Supone tener que trabajar con electricidad a un nivel más complejo, y también exponer a los dispositivos a rangos de voltaje e intensidad fuera de lo que suele ser normal. Con una fabricación óptima no debería haber problemas, pero últimamente quedan en duda hasta los diseños de los grandes fabricantes, por lo que nunca está mal la estandarización.