Samsung estaría pensando en fabricar también sus propias GPU. ¿Es buena idea?

Apertura con logotipo de Samsung

Tener el mayor control sobre lo que se incluye en los dispositivos que fabrica se ha convertido en casi una obsesión para Samsung. Un ejemplo de esto es que parece ser que esta compañía está decidida a fabricar la GPU (tarjeta gráfica) que se integra en sus procesadores Exynos, abandonando de esta forma las habituales Mali que utiliza.

Lo cierto es que si esto se confirma, se rompería un matrimonio de muchos años ya (en especial teniendo en cuenta que hablamos del sector de la movilidad, donde las cosas cambian con gran rapidez). Y, lo cierto, es que el esfuerzo necesario para conseguir una GPU que ofrezca una calidad adecuada no es precisamente menor. Y, mucho más, si se tiene en cuenta que se debe competir con las Adreno de Qualcomm o las propias de los procesadores Tegra de Nvidia. Es decir, que no es precisamente una empresa menor.

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Y no hablamos sólo del económico, que también, sino al tiempo de diseño que se necesita para conseguir un hardware funcional y de calidad (a Samsung no le vale ya cualquier cosa) y, posteriormente, al equipo de desarrollo continuado que debe estar detrás. Ya que si llegar no es fácil, mantenerse y mejorar lo es aún menos. Pero, lo cierto, es que no parece descabellado pensar que la compañía coreana quiere dar el paso de desarrollar su propia GPU basada en ARM, ya que a día de hoy se está favoreciendo el uso de los procesadores Exynos en sus terminales –incluso de gama alta, como por ejemplo el Samsung Galaxy Note 4, lo que se debe especialmente a su compatibilidad con LTE- y, por lo tanto, sería lógico pensar que se puede dar este paso.

¿Sería un cambio positivo?

Pero, ¿es una buena idea? Lo cierto es que sobre el papel sí, ya que cuanta más autonomía se tenga por parte de un fabricante a la hora de ensamblar sus productos, menos se sufren las turbulencias del mercado y, además, las posibles guerras de precios no afectan de una forma muy clara. Por este lado, no hay duda alguna.

Aparte, el control también implica mayor diferenciación. Me explico: si se desarrolla una GPU propia por parte de Samsung, es posible incluir elementos específicos para que los terminales que la utilizan los aprovechen. Un ejemplo sería la posibilidad de incluir algoritmos en, por ejemplo, dispositivos que utilizan Tizen para que mejoras internas en la tarjeta gráfica sean aprovechadas -lo que comúnmente se conoce como cerrar el círculo-. Además, no hay que olvidar que siempre existe la posibilidad de utilizarla este componente como un valor añadido a la hora de poder vender los procesadores Exynos a otros fabricantes

El Samsung Galaxy Note 3 tendrá procesador Exynos

Pero no todo es positivo. Como hemos indicado antes el componente, salvo sorpresa mayúscula, la GPU utilizaría arquitectura ARM, por lo que no habría problemas de compatibilidad… pero lo cierto es que la competitividad de una GPU nueva no se logra de la noche a la mañana, por lo que al menos durante un tiempo habría que seguir recurriendo a los proveedores habituales, lo que supone “duplicar” un gasto. Además, las tarjetas Mali han demostrado ser más que solventes y potentes si es necesario, por lo que sería un movimiento con riesgo (en especial si no se llega a un buen puerto y, repito, que no vale cualquier cosa para Samsung).

Lo cierto es que buscar el mayor control posible en la fabricación de los productos es una aspiración de todas las empresas, no sólo de Samsung, pero hay que medir los riesgos que esto tiene. En el caso de las GPU, a no ser que se disponga de un diseño que sea realmente espectacular y que pueda cambiar la percepción del mercado, seguir utilizando las Mali actualmente parece la mejor opción. ¿Qué opináis?


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