Ya tenemos la Xiaomi Mi Band. Bueno, en realidad la tenemos desde hace algún tiempo. Pero ahora ya hemos podido probar la pulsera inteligente de Xiaomi, y hemos llegado a nuestras propias conclusiones sobre ella al compararla con otras del mercado. Probablemente esta es la pulsera inteligente que te tienes que comprar.
Diseño y construcción

Quizás no es la pulsera inteligente más bonita de todas, pero lo cierto es que si comenzamos a mirar pulseras inteligentes, es difícil encontrarse con una que sea realmente bonita, salvo que hablemos de casos como la Misfit Shine o Misfit Flash, y os sorprenderías de la sensación de estas dos cuando las veis en la realidad y no en fotografías. De hecho, de eso mismo queremos hablar. Mientras que otras pulseras son mucho más feas en la realidad que en fotografías, la Xiaomi Mi Band es igual que lo que verás en las fotografías. Podría destacarse que no tiene por qué llamar la atención si llevamos la pulsera de color negro, y se puede llevar incluso con una camisa aunque sea un accesorio deportivo.
En lo que a la construcción respecta, para mí ha sido toda una sorpresa. Tengo una Misfit Shine de 100 dólares y una Misfit Flash de 50 dólares. La pulsera de la Xiaomi Mi Band es de una calidad muchísimo más alta, siendo notablemente más resistente, al contrario de lo que ocurre con las otras dos pulseras, sobre todo con la Misfit Flash. El núcleo principal está fabricado en plástico, pero con una carcasa de aluminio, por lo que sigue teniendo un aspecto premium. Y lo más curioso es que al no llevar ningún tipo de tapa, evitamos los problemas que pueda haber al no haberla cerrado bien, permitiendo que entre agua y estropee la pulsera. Por cierto, estos también son problemas de las Misfit.
A esto habría que añadir que la pulsera también está disponible en otros colores y es intercambiable, por lo que incluso aunque se rompiera es fácil conseguir otra. La compañía anunció otros accesorios como correas de piel, tal y como veis en la fotografía sobre este párrafo, pero lo cierto es que estos accesorios nunca se han lanzado, y es probable que ya no lleguen a lanzarse.
Con el paso de las generaciones, Xiaomi ha mantenido el formato de cápsula, como la Mi Band 1s con correas de silicona o TPU, incorporando en algunas versiones marcos de aleación de aluminio o acabados especiales. El diseño es reconocible y funcional: ligero, discreto y pensado para llevarlo 24/7. En muñeca se siente cómodo y estable incluso en entrenamientos intensos o durante la noche. El ajuste es sencillo y las correas se cambian en segundos, con un sistema que evita solturas accidentales. Además, la mayoría de modelos de la familia conservan resistencia al agua 5 ATM, suficiente para duchas, lluvia y piscina.
La pantalla ha evolucionado en los modelos más recientes hacia paneles AMOLED rectangulares con bordes redondeados y marcos contenidos. El incremento de superficie visible hace que la información sea más legible y que los ángulos de visión sean amplios, con un brillo que, según variante, se adapta de forma automática y permite consulta a plena luz del sol. En las generaciones más actuales, Xiaomi también ofrece un modo Always-On Display y una extensa selección de esferas personalizables desde la app.
Monitor de sueño

Otra de las sorpresas de la Xiaomi Mi Band ha sido el monitor de sueño. Para los que no lo sepan, la pulsera monitoriza nuestro sueño de manera automática, por lo que sin decirle nada sabe cuándo nos dormimos y cuándo nos despertamos, y luego podemos ver un historial de nuestro sueño. Podemos establecer una meta de sueño para después saber qué días hemos dormido lo que queríamos y qué días no. Y lo mejor de todo es que la pulsera puede conocer cuánto tiempo de nuestro sueño ha sido ligero y cuánto ha sido profundo, siendo este último el sueño reparador. Lo curioso al comparar esta pulsera con otras es que la Xiaomi Mi Band nos dice los diferentes bloques y las horas de los tiempos de sueño profundo y ligero. Mientras que otras pulseras solo nos dicen el total de sueño profundo y ligero, esta es capaz de decirnos los diferentes tiempos de cada bloque de sueño profundo y ligero.
En las versiones más recientes, el análisis del descanso incorpora también la fase REM, puntuación de calidad del sueño y consejos prácticos para mejorar rutinas de descanso. La detección del inicio y final es automática y se puede evitar que la pantalla se encienda por error durante la noche. Algunas funciones avanzadas de salud, como la monitorización de respiración nocturna o el registro de SpO2 mientras duermes, aportan una visión más completa del descanso, especialmente útil si haces actividad en altura o buscas detectar cambios notables.
Conviene recordar que, como ocurre con toda pulsera de actividad, la exactitud no es la de un dispositivo médico. En ciertos perfiles, el conteo de microdespertares o la identificación de fases puede variar respecto a relojes deportivos de gama alta, aunque el nivel de detalle es suficiente para un control personal fiable. Si combinas los datos con tu propio registro de hábitos, las tendencias se vuelven muy claras y accionables.
Monitor de actividad física
Quizás aquí es donde la pulsera es peor que sus rivales. Mientras que la Misfit Flash o la Misfit Shine, por ejemplo, son pulseras capaces de monitorizar no solo cuando andamos y corremos, sino también deportes como el tenis, el fútbol, el baloncesto, o la natación, frente a rivales como la Lenovo Smart Band, la Xiaomi Mi Band es más básica, y solo será capaz de monitorizar la actividad física al andar y correr. Además de eso, el equipo de Xiaomi Mi Band trabaja para lanzar nuevos deportes. En cualquier caso, la pulsera sí que nos dirá, como otras, cuantos pasos hemos dado cada día, y podremos establecer metas para alcanzar cada día. Después de probar otras pulseras inteligentes, debo decir que al final la Xiaomi Mi Band es casi igual que las demás en lo que a monitorización de actividad física se refiere, y cuesta mucho menos.
La evolución de la familia ha sido clara: los modelos actuales de la serie incluyen más de 150 modos deportivos con detección automática de actividades frecuentes (caminar, carrera, elíptica, entre otros). Se añaden perfiles como yoga, HIIT, ciclismo, natación o deportes de raqueta, además de clases guiadas de carrera con diferentes intensidades para mejorar técnica y ritmo. La interfaz es intuitiva y la vista de datos en pantalla aprovecha mejor el espacio, manteniendo ritmo, calorías, zonas de pulso y tiempo de actividad con buena legibilidad.
En cuanto a precisión, el recuento de pasos y la frecuencia cardiaca están en el rango habitual de las pulseras de actividad bien calibradas, con respuesta rápida a cambios de ritmo. Si necesitas trazar rutas con apps como Mi Band Maps, los modelos sin GPS pueden usar el posicionamiento del smartphone; por otro lado, las versiones con GPS integrado y compatibilidad con múltiples satélites aportan independencia en exteriores y registros de ruta más completos. Para uso aficionado o como iniciación al deporte, el equilibrio de funciones y fiabilidad es especialmente convincente.
No todo son virtudes: no hay métricas avanzadas de fuerza con conteo de repeticiones complejo ni análisis de técnica postural. En entrenos de interior basados en tiempo y frecuencia cardiaca, la experiencia es sólida; para análisis de alto rendimiento, un reloj deportivo dedicado sigue siendo la referencia. Aun así, el ecosistema Mi Fitness añade tablas comparativas, gamificación del movimiento y objetivos diarios que ayudan a evitar el sedentarismo.

Alertas del smartphone

Cuenta con una ventaja con respecto a otras pulseras inteligentes, y es que incluye la posibilidad de avisarnos de las notificaciones recibidas al smartphone. De esta manera, cuando recibimos una notificación en el teléfono inteligente, la Xiaomi Mi Band vibra para avisarnos. Obviamente, ocurre lo mismo con las llamadas. Además, nosotros mismos podemos establecer alarmas para que seamos avisados a determinadas horas, o incluso como despertador.
A esto hay que añadir que tanto con los smartphones y tablets de Xiaomi como con los smartphones con Lollipop, podemos desbloquear la pantalla de manera inteligente con la pulsera. Esto es que cuando estamos cerca, o cuando la pulsera está cerca, podemos realizar el desbloqueo de pantalla simple, mientras que cuando no estamos cerca, será necesario introducir el patrón o el código de desbloqueo de pantalla.
En las generaciones más actuales, la integración con la app Mi Fitness permite leer notificaciones de múltiples aplicaciones en la pulsera (solo texto), rechazar llamadas, consultar el tiempo, controlar la reproducción de música, usarla como disparador remoto de la cámara, revisar tareas, localizar el teléfono o activar modos rápidos como no molestar. No es posible responder mensajes desde la pulsera ni instalar apps de terceros, y en las versiones globales la ausencia de NFC o asistente de voz es frecuente, pero como extensión del móvil cumple con lo importante.
El sistema de la pulsera mantiene la esencia sencilla de Mi Band: navegación por deslizamientos, watchfaces de alta calidad y personalización. En las ediciones más recientes, la base de software optimizada mejora la fluidez, añade ajustes rápidos y conserva una curva de aprendizaje breve. Desde la app se pueden gestionar centenares de esferas y personalizar accesos directos para ver de un vistazo lo que más te importa.

Batería

La Xiaomi Mi Band tiene una autonomía perfecta. Su batería nos ofrece una autonomía de hasta un mes, por lo que no tenemos que preocuparnos especialmente por ir cargando la batería de la pulsera inteligente. Pero a su vez, no es una de esas pulseras cuya batería dura varios meses. Esto último es un problema, pues estas pulseras suelen tener menos funciones para gastar menos batería, y cuando hay que cambiar la batería es necesario abrir el núcleo de la pulsera.
El cargador de la Xiaomi Mi Band no es más que un cable USB que se conecta a cualquier adaptador eléctrico, y que a su vez es una adaptador en el que conectamos el núcleo de la pulsera.
En las iteraciones más modernas, la autonomía real con uso mixto ronda varias semanas lejos del enchufe si no abusas del registro de ejercicios, pudiendo caer a algo menos cuando entrenas a diario con sensores activos. Con seguimiento continuo de pulso, análisis de sueño de alta precisión y notificaciones, el consumo diario suele moverse en torno al 4–5% según ajustes. Si activas el Always-On Display o mediciones más densas, la cifra aumenta; reduciendo sensores o la iluminación, se estabiliza. Lo importante es que, en la práctica, te permite olvidarte de cargarla durante muchos días.
La carga utiliza un conector magnético con pines: acercas el cable y queda fijado. El tiempo de carga completa rodea la hora u hora y media, variando por modelo y adaptador. No es la carga más veloz del mercado, pero, con esta autonomía, enchufarla puntualmente no resulta un problema. En cualquier caso, evitar ciclos completos diarios alarga la vida útil de la batería.
LEDs

A diferencia de otras pulseras inteligentes, la Xiaomi Mi Band solo cuenta con tres LEDs luminosos. Las Misfit, por ejemplo, cuentan con 12 LEDs, distribuidos de manera circular, por lo que incluso nos da la hora. No obstante, la Xiaomi Mi Band sigue teniendo los mismos LEDs que pulseras que son más caras. No cuenta con pantalla, y eso también podría ser considerado como algo negativo para algunos usuarios.
En las generaciones con AMOLED, esos LEDs dieron paso a pantallas táctiles de mayor tamaño, brillo adaptable y esferas personalizables. Quienes buscan la experiencia más simple y con menos distracciones valorarán la filosofía de indicador minimalista; quienes prefieren datos en pantalla disfrutarán del salto de legibilidad y del acceso rápido a funciones desde la muñeca. La familia cubre ambos usos según la versión.
Después de haber probado varias pulseras inteligentes, me parece que la Xiaomi Mi Band debería ser la pulsera que todo usuario compre antes de comprar cualquier otra, ya que cada vez hay más apps para la pulsera de Xiaomi. Tiene casi las mismas funciones que las demás, y probarla será lo que de verdad nos dirá qué es lo que nos falta en esta pulsera inteligente. Su precio es muy reducido, y se puede conseguir desde España por importadores y tiendas habituales. Cuesta varias veces menos que algunas pulseras, y ofrece un porcentaje muy alto de sus funciones, con algunas que ni siquiera tienen otras pulseras. Las versiones superiores pueden añadir pantallas más grandes o GPS, y a cambio suelen ser algo más costosas; por eso, el equilibrio de la Mi Band «base» sigue resultando muy difícil de batir.
Respecto a software, el ecosistema Mi Fitness aglutina entrenamientos, métricas de salud, tendencias y objetivos. Puedes personalizar qué se muestra en la pulsera, ajustar alertas de inactividad, configurar temporizadores y cronómetros, o activar ejercicios de respiración y seguimiento de estrés. El registro de ciclo menstrual también está disponible en los modelos recientes. Y, aunque no pretende sustituir a un dispositivo médico, el conjunto de métricas ayuda a detectar patrones y a motivarte para moverte más y descansar mejor.
Sobre visibilidad, la serie ha mejorado el brillo de pantalla de sus modelos con panel AMOLED hasta niveles que facilitan la lectura a pleno sol. Dependiendo de la versión, el brillo máximo anunciado varía, pero la experiencia práctica es consistente: se ve muy bien en exteriores. El brillo automático responde rápido y los gestos de encendido funcionan como esperas; si prefieres control manual, puedes fijar un nivel para ahorrar energía.
En conectividad, las Mi Band están pensadas para acompañarte, no para sustituir al móvil. Reciben y muestran notificaciones, pero no responden mensajes; pueden rechazar llamadas, no contestarlas; y permiten controlar música, cámara y funciones básicas. En la experiencia del día a día, esa filosofía aporta sencillez, estabilidad y una curva de aprendizaje mínima. Si alguna vez necesitas algo «más smartwatch», la propia Xiaomi y otras marcas ofrecen relojes con apps y llamadas, aunque con autonomías menores.
La precisión de los sensores ha seguido mejorando. El lector de frecuencia cardiaca responde con rapidez incluso a pulsaciones altas, la saturación de oxígeno ofrece un dato útil a modo orientativo y el cómputo de calorías está en línea con lo esperable en pulseras de este segmento. Algún aviso de movimiento puede aparecer fuera de lugar puntualmente, pero en conjunto, el rendimiento resulta fiable para uso cotidiano y actividad recreativa.
Quien realice deporte al aire libre de forma habitual puede valorar una versión con GPS integrado. El posicionamiento multisentido (con soporte para varios sistemas satelitales) permite registrar rutas sin llevar el móvil encima y mejorar la precisión en entornos con mala cobertura. Si no te hace falta, el modo conectado al teléfono es suficiente; si lo quieres, la variante con GPS es un extra muy bienvenido para corredores y ciclistas.
En términos de personalización, hay cientos de esferas disponibles y la comunidad aporta creatividad sin fin. Desde la app también puedes reordenar menús, asignar accesos rápidos y elegir qué complicaciones ves en la pantalla principal. Ese nivel de adaptación, sumado a la comodidad y a la autonomía, hace que la pulsera se sienta tuya desde el primer día, sin necesidad de ajustes complejos.
La durabilidad global es alta para su precio. El cuerpo en plástico reforzado y las correas flexibles resisten bien el uso diario, y los cristales con curvatura 2.5D de los modelos con pantalla han demostrado aguantar mejor de lo esperado ante roces habituales. Si el sudor, el gimnasio, la piscina o la lluvia forman parte de tu rutina, la Mi Band está pensada precisamente para eso.
La propuesta de Xiaomi apuesta por un equilibrio difícil: mantener el coste bajo, sumar funciones útiles y ofrecer una experiencia coherente. Si buscas una pulsera clara, muy ligera, con buena batería y un ecosistema estable, la familia Mi Band sigue siendo de las más recomendables. Y si en algún momento necesitas dar el salto a una pantalla mayor o al GPS integrado, dentro de la propia serie tienes variantes que amplían posibilidades sin renunciar a la comodidad y la autonomía que caracterizan a estas pulseras.




