
Hoy es el día internacional del emoji. Sí. Esos iconos que hoy en día son capaces de valer más que mil palabras. Los emojis forman parte de cada una de las conversaciones, tweets, mensajes o lo que sea que publiquemos o escribamos con nuestro móvil. Pero curiosamente, cada plataforma (iOS, Android, Twitter, Facebook) tiene sus propios emojis, ¿por qué?
Emojis diferentes
Cada plataforma tiene sus propios emojis. Por ejemplo, Android tiene unos propios que son los que creó Google. Facebook también tiene los suyos propios, y hasta Twitter tiene emojis que son diferentes. Además, están los que conocemos como emojis de verdad, que todos consideramos como los originales, que son los que están presentes en iOS y WhatsApp. Estos emojis, en realidad, tienen muchas cosas en común. De hecho, tienen su correspondencia, y si los enviamos de una plataforma a otra, en la otra plataforma se verán representados con el icono correspondiente. Algunos no tienen correspondencia aún y veremos simplemente un símbolo, un carácter. Y es que en realidad no existen unos emojis únicos o definitivos. Digamos que Unicode se encarga de establecer un criterio común, y los emojis tienen que cumplir unas características concretas, pero dentro de eso, pueden ser de diferentes formas, de ahí que veamos que los emojis de WhatsApp, o de iOS, son diferentes de los de Facebook y diferentes de los de Google.
Para entenderlo mejor: lo que enviamos no es una imagen, sino un código de carácter (punto de código) definido por Unicode. Ese código llega al dispositivo del receptor y su sistema o aplicación carga el dibujo (glyph) que tenga instalado para ese código. Por eso la misma cara sonriente puede verse distinta en Apple, Google, Samsung o Microsoft; si el receptor no tiene soporte, aparece el clásico cuadrado vacío.
Unicode fija el nombre, el número y una muestra de referencia, pero el estilo gráfico es libre. Cada empresa adapta los emojis a su lenguaje visual (formas, sombras, colores y proporciones). Incluso añaden detalles propios: por ejemplo, en el emoji del libro de Apple se puede leer un texto de referencia al estilo de la marca, o determinados objetos reflejan decisiones de diseño específicas.

¿Por qué no unos emojis comunes?
Claro que, la pregunta que surge es simple, ¿por qué no encontramos la forma de tener unos emojis comunes? Si tuviéramos que elegir en España, muchos de nosotros elegiríamos sin duda alguna los de WhatsApp. Aquí es la app de comunicación más utilizada, pero no es el caso de otros países, por ejemplo, donde es Facebook Messenger. También llegarían Google o Twitter para decir por qué tienen que ser los emojis utilizados por otros los definitivos y únicos y no los suyos. Y llevarían razón. Aunque son mucho más feos los de Google, siguen llevando razón en que no hay motivo para elegir unos u otros. Así que, al menos de momento, seguiremos viendo diferentes tipos de emoji, algunos que nos parecerán más feos y otros que nos parecerán mejores, o al menos más reconocibles. Sea como sea, hoy es el día mundial del emoji. Han conseguido hasta un día para ellos mismos, y es que se han convertido en un medio de comunicación perfecto y universal, que al fin y al cabo era el objetivo inicial de los mismos.
Además, hay razones técnicas, de marca y hasta legales que explican por qué no existe un paquete único universal más allá del código Unicode:
- Lenguaje visual de marca: Apple, Google o Samsung buscan coherencia con sus interfaces.
- Contexto cultural: pequeños gestos (ojos, cejas, boca) cambian la emoción percibida.
- Compatibilidad y evolución: cada plataforma actualiza y corrige sus emojis a ritmos distintos.
- Cuestión legal: derechos de autor, marcas o patentes de diseño condicionan ciertos detalles.

Cómo funcionan en realidad: códigos, no dibujos
En el cuadro donde eliges un emoji ves un icono, pero al enviar viaja un carácter Unicode. Al recibirse, la app o el sistema operativo renderiza el emoji con su propia tipografía de emojis. Por eso WhatsApp y Telegram suelen verse iguales (frecuentemente adoptan un set unificado), mientras que en SMS, correo o redes sociales se muestra el estilo del sistema.
Cuando un emoji no está soportado, verás un recuadro o un símbolo genérico. Herramientas como Emojipedia ayudan a anticipar cómo se verá un emoji en cada plataforma y su posible significado.

Ejemplos reales de diferencias y malentendidos
La investigación en comunicación digital ha mostrado que un mismo código puede transmitir emociones distintas según el diseño de cada marca. Los detalles sutiles (forma de los ojos, inclinación de la boca o color) modifican la interpretación. Algunos casos conocidos:
- La bailarina “flamenca”: fuera de WhatsApp, en algunas plataformas aparecía como un bailarín genérico o una figura estilizada; si esperabas flamenco, el receptor podía ver simplemente “baile”.
- “Dientes apretados”: en unos sistemas expresa vergüenza o error; en otros se aproxima a enfado.
- “Caca sonriente”: hay estilos más simpáticos y otros más “realistas”, lo que cambia el tono del mensaje.
- Cara de confusión o tristeza: variaciones pequeñas en cejas y ojos alteran de confuso a triste.
- Corazón rojo que parece rosa: según la implementación, el tono puede sugerir matices distintos, y en algunas culturas el color cambia el significado.
Tambien hay diferencias llamativas por decisiones de diseño: una plataforma representó la pistola como pistola de agua y hubo debates por la posición del queso en la hamburguesa. Son ejemplos de cómo el estilo libre afecta a la interpretación.

Emojis de dominio privado, stickers y apps
No todo son emojis de Unicode. Algunas plataformas usan emojis de dominio privado o stickers que solo funcionan dentro de su servicio (p. ej., colecciones temáticas o de famosos). Fuera de su entorno pueden aparecer como un cuadrado porque no tienen código estándar. Los “bitmojis” personalizan tu cara y redes como X/Twitter activan emojis especiales con determinados hashtags.
Muchas apps de mensajería adoptan el mismo paquete gráfico en todas las plataformas para que el mensaje se vea igual a ambos lados. Aún así, si escribes desde apps o sistemas distintos, la apariencia dependerá del paquete instalado en cada dispositivo.

Historia y papel de Unicode
Los emojis nacieron en Japón de la mano de Shigetaka Kurita para un operador móvil. Su éxito hizo que otras compañías copiaran el concepto, pero al principio no existía compatibilidad entre plataformas. Con el tiempo, el Consorcio Unicode incorporó los emojis al estándar: asignó puntos de código y nombres a cada pictograma y proporcionó una referencia en blanco y negro, dejando el diseño a las plataformas.
Desde entonces, el proceso es claro: se proponen nuevos emojis, Unicode los revisa y, una vez aprobados, cada plataforma diseña su versión siguiendo la guía de significado. De ahí que los veas “iguales pero distintos”.

Aspectos legales que también influyen
La propiedad intelectual ayuda a explicar por qué no hay un único diseño oficial para cada emoji más allá del código:
- Derechos de autor: muchos emojis individuales no alcanzan el umbral de originalidad (simples o de uso común), y los estilos suelen considerarse derivados de las referencias de Unicode.
- Marcas: si un emoji distingue productos/servicios puede registrarse como marca, lo que lleva a evitar similitudes con signos protegidos.
- Patentes de diseño y utilidad: ciertos usos ornamentales o tecnologías de entrada/predicción pueden estar patentados.
- Derechos de imagen: emojis que representan a personas (p. ej., bitmojis o colecciones de famosos) requieren consentimiento para usos comerciales.
En conjunto, estos factores incentivan a las plataformas a crear sus propias versiones, lo que, sumado al estilo de marca, perpetúa las diferencias visuales.
Al final, todos jugamos con las mismas fichas (los códigos de Unicode), pero cada plataforma pinta esas fichas a su manera. Por eso un emoji puede “decir más que mil palabras” y, a la vez, decir algo ligeramente distinto según el móvil con el que lo mires; conocer cómo funcionan y usar herramientas como Emojipedia ayuda a reducir malentendidos sin renunciar a la expresividad que los ha hecho universales.
